jueves, 9 de agosto de 2012

LA ESPADA DE DAMOCLES.

Esta historia fue narrada por Timeo de Tauromenio entre el siglo IV y III a.C., un griego que se dedicó a escribir una Historia sobre Sicilia cuando la ciudad fue conquistada en el año 316 a.C. por el tirano, Agatocles. Timeo tuvo que exiliarse en Atenas y allí comenzó a escribir sus obras.

La historia cuenta que Damocles era un miembro de la corte del rey Dionisio “El Viejo”, un sanguinario tirano de Siracusa del siglo IV a.C. como cortesano, Damocles era un constante adulador que se pasaba sus días envidiando los lujos y comodidades del rey.

Las repetidas adulaciones envidiosas llegaron a los oídos del soberano que planeó una estrategia como escarmiento para Damocles. Le ofreció intercambiar los roles por una noche para que pudiera experimentar personalmente los placeres que tanto envidiaba. Se organizó un gran banquete para Damocles, que ocupó el lugar del rey y gozó de todos los lujos y privilegios de su título temporal.

Todo estaba bien hasta que Damocles miró hacia arriba y advirtió una afilada espada que pendía sobre su cabeza, atada por un único pelo de crin de caballo. De repente, se le quitó no sólo el apetito, sino que los nervios lo obligaron a rechazar el sueño de ser rey con sólo ver la espada amenazante. Le pidió al rey abandonar su puesto, alegando que ya no quería seguir siendo tan afortunado.

En la actualidad cuando nos referimos a la espada de Damocles nos referimos a un peligro inminente, aludiendo a una espada que pende sobre nuestra cabeza y que en cualquier momento caerá sobre nosotros.

Pues ese parece ser el destino de los españoles con el actual gobierno de Partido Popular que sigue siendo una amenaza constante para todos con sus continuas agresiones al Pueblo Español.

Cuando parece que las cosas se arreglan un poco, ¡zas! nuevo mazazo, nueva amenaza, nuevas incertidumbres… en más de siete meses de gobierno, no nos han dado ni una sola alegría, parece que sobre cada español pende una espada y el gobierno está dispuesto a cortar, con sus grandes tijeras, el fino pelo de crin que la sostiene para que la espada, cercene nuestras cabezas.

Triste destino el nuestro, aunque hay una cosa que no se le ocurrió a Damocles al ver la espada sobre su testa, la podía haber cogido y a continuación, estrellarla sobre la cabeza del tirano.

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