“Se acabó todo”,
“todo se ha cumplido” según el evangelio de Juan 19;30 estas fueron las últimas
palabras de Cristo en la Cruz, después de pronunciadas, inclinó la cabeza y
murió.
Esta locución
latina se emplea a propósito de un desastre o de un gran dolor y con esa
sensación de desastre, de dolor, nos hemos quedado todos los que hemos
simpatizado alguna vez con el ideario de aquel Partido Socialista Obrero
Español que ilusionó y cohesionó a la izquierda de este país hace muchos años y
que hoy, definitivamente, ha puesto de manifiesto que ha muerto, en su lugar ha
nacido el PCME “Partido Católico Monárquico Español” y que nadie se rasgue las
vestiduras, contra los hechos no hay argumento que valga: los hechos mandan.
Evidentemente una
forma de Estado Republicano no implica necesariamente que los problemas que la
banca y los malos políticos le han echado encima al Pueblo Español se vayan a
solucionar de forma inmediata pero sí es el primer paso para que el Pueblo
Español, auténtico sufridor de las políticas de la gran banca, decida sobre los
asuntos políticos y sobre sus instituciones y no que éstas se vean determinadas
por algún derecho hereditario, aristocrático o divino.
En roman paladino,
para que nos entendamos fácilmente y sin florituras:
La Corona no es
apolítica, como muchas veces se nos quiere hacer ver, frente a un Presidente de
la República. La Corona Española, a lo largo de la historia siempre ha estado
apegada a los que tienen dinero y ha olvidado al pueblo llano… por muy
“campechanos” que hayan sido sus representantes y si no, que se lo pregunten a
los elefantes de Botswana.
Oímos por ahí que
es más barato mantener una Monarquía que una República como si la cuestión
fuera económica y la cuestión no está en el dinero, sino en si los ciudadanos
pueden elegir al Jefe del Estado a través de las urnas y si no cumple, quitarlo
también a través de unas elecciones, esto es un principio democrático básico y
con una monarquía no puede ocurrir ni ocurre.
Tampoco es cierto
que exista una relación de causalidad entre la forma de Estado Republicana y
Monárquica en cuanto a lo avanzado económicamente que pueda estar un país. La
prosperidad de un país, de su sistema económico, de su modelo productivo
depende de un diseño institucional que no apoye acciones propias de ladrones y
defraudadores.
Naturalmente que
puede salir en las urnas una persona no adecuada para ser Jefe de Estado o
alguien colocado por grupos de presión o por los poderes fácticos, pero la
diferencia entre un Estado Republicano y otro Monárquico es que en una
república se puede cambiar, mientras que en un Estado Monárquico o abdica el
Rey, o se muere o lo tenemos ahí “in saecula saeculorum”. En una República, si
el Jefe del Estado actúa en contra de los intereses de los ciudadanos que lo
eligieron tiene la seguridad de que va a durar poco en el cargo. Pretender que
creamos que un Rey es más independiente de los grupos de presión o de los
poderes fácticos porque su situación depende de un derecho hereditario y por
tanto, no puede ser puesto por estos grupos, es algo así como creer que los
monarcas y miembros de las casas reales poseen un aura especial que los hace
incorruptibles; esta idea se cae ante, por ejemplo, el caso Noós.
Hemos oído y leído en algún que
otro blog que la cuestión republicana no es un tema urgente ya que hay reformas
más prioritarias, ahora no es el momento de abordar la cuestión y quienes lo
dicen reivindican su condición de “republicanismo de rancio abolengo” pero no
explican cuándo llegará ese momento, “ad calendas graecas” ya que estamos con
el latín, todos estos que así piensan, una vez que pasa el “momento” del debate
político, no vuelven a plantear el tema, eso sí , seguirán proclamando a los
cuatro vientos su condición de republicanos ¿Salud y República?
Otro argumento que
se escucha por ahí es que los partidos políticos mayoritarios en la actualidad
son los que ganan las elecciones y estos partidos, los de “la Casta” incluido
aquí el partido de “La Susana”, están a favor de la Monarquía,
consecuentemente… la mayoría de los votantes apoya a la Monarquía y no hace
falta convocar un referéndum para consultarles...
¿Seguro que si se
permitiera a los diputados y senadores del PSOE votar libremente sobre la
cuestión monarquía-república saldría una mayoría monárquica? Este razonamiento
nos puede llevar a pensar que una persona parada que acude diariamente al banco
de alimentos, está a favor del paro y de acudir al banco de alimentos porque en
su día votó a uno de los partidos de “la Casta” que son los que han provocado
la actual situación. Pretender usar este razonamiento para no preguntar ahora
directamente al sufrido Pueblo Español sobre una cuestión tan importante como
es la de la Jefatura del Estado Español es simple y llanamente una acción
propia de pícaros, bribones, desvergonzados, de políticos que cometen
injusticias para su propio provecho incurriendo en inmoralidades y falta de
ética… y que se salve el que pueda.
Hay quien
manifiesta que debemos mantener la Monarquía porque fue el rey el que nos trajo
la democracia a España… ¡un rey demócrata!… pues se ha visto que no, a estos
amantes de la Monarquía vamos a recordarle algunas “cosillas sin importancia”…
con la proclamación como rey de Juan Carlos I, se conculcó el Derecho Sucesorio
a la Corona Española, debería haber reinado su padre, el Conde de Barcelona,
como Juan III pero no fue así, Juan Carlos I no fue rey por derecho sucesorio,
fue rey porque el dictador Franco lo puso a dedo, hasta se “inventó” un título:
“Príncipe de España”.
Y por aquí llegamos
a otra cuestión que está en boca de los partidos políticos y de muchos
“demócratas de toda la vida”: cuando la gente votó la Constitución, la forma de
Estado ya iba en el lote, al votar, el que tuviera edad para hacerlo, la
Constitución de 1978 estaba dando su apoyo a la Institución Monárquica,
consecuentemente… (como diría Felipe González, otrora líder del PSOE y
actualmente miembro del Consejo de Administración de Gas Natural) la Monarquía
y la Democracia Española son como “La Casta” y “La Susana”, hermanas e hijas
del pueblo de Madrid, que es villa y Corte, están indisolublemente unidas. Pues
otra mentira porque el Pueblo Español de 1978 votó un lote completo, lo que
ahora llamamos “pack”, os pongo un ejemplo. Necesitamos unas alcayatas para
colgar unas macetas, vamos a los chinos y resulta que no venden alcayatas
sueltas como en la ferretería de Navarro, que hubiera sido mejor opción que ir
a los chinos, pero bueno, hemos ido a los chinos que nos pillaban más cerca;
nos hacemos entender con los propietarios y resulta que solamente hay un pack
que trae las alcayatas que necesito y unos tacos, el propietario del negocio
nos dice que no se venden por separado… ante esta tesitura y sabiendo que si
quiero las alcayatas necesariamente debo llevarme también los tacos o me quedo
sin alcayatas, compro el pack. Pues eso fue lo que pasó en 1978, el Pueblo Español
quería la Democracia y con ella ser dueños de su destino… pero el pack venía
con la forma de Estado Monárquico; por tanto, en 1978 no se preguntó al Pueblo
Español si quería la III República Española o la Restauración Borbónica, se
impuso un pack completo, como veréis no se dejó votar a nadie sobre el asunto,
se impuso en un lote indivisible y entre tener Democracia y no tenerla, se optó
por la Democracia.
Entonces sale a la
palestra el Presidente del Gobierno con todos los “demócratas” de “la Casta” y
nos da una lección práctica de Derecho Constitucional: La Constitución consagra
la Monarquía como forma de Estado de España. Si alguien quiere cambiar eso,
tiene que acogerse al procedimiento de reforma de la Constitución establecido
en la misma. Que por cierto es prácticamente imposible de llevar a cabo, así
que mejor no lo intentamos. La Constitución española establece en su Título X
el procedimiento para reformarla. Existen dos vías, una “normal” que ya de por
sí es difícil, pues requiere 3/5 de cada una de las Cámaras (el Congreso y el Senado).
Ésta es la forma que utilizó el PSOE y el PP para introducir el techo de
déficit en el artículo 135 de la Constitución, a imposición de la Troika y sin
consultarle al Pueblo Español que dicen representar cuando, una reforma
constitucional, no figuraba en sus programas electorales, porque como todos mis
lectores saben, la Constitución no se puede tocar... pues “la Casta” lo hizo,
bastó una presión de la Troika.
Sin embargo, para reformar ciertos artículos
especialmente protegidos (los dedicados a la Corona entre ellos), se hace
necesario un procedimiento “reforzado” que requiere:
1) Aprobación de la reforma por 2/3 de cada
una de las Cámaras.
2) Disolución de las Cámaras: convocatoria de
nuevas elecciones, por tanto, con nueva composición de las mismas.
3) Aprobación de la reforma por 2/3 de las
nuevas Cámaras.
4) Ratificación en referéndum de la reforma.
Como se puede
observar, la dificultad de llevar a cabo una reforma de estas características
es notable y curiosamente el referéndum para ratificar la reforma es lo último,
como si la Soberanía Nacional residiera en las Cortes, en el Rey o en las
leyes…
La Soberanía
Nacional reside en el Pueblo Español que es el único que puede cambiar las leyes,
a los que se sientan en los escaños de las Cortes y la forma de gobierno de
este país… pero los políticos de “la Casta” no se enteran… pues como dijo el
emperador Augusto en su lecho de muerte: “Acta est fabula”, “La comedia ha
terminado, se terminó el espectáculo”. Lo que hoy hemos visto en las Cortes, lo
que el PSOE ha hecho ha sido una elección para estar al lado de los poderosos,
de la gran banca, de los grandes empresarios, de los grandes intereses del
Capital financiero residente fuera de España, para ello, ha traicionado a sus
bases, a sus simpatizantes y al Pueblo Español y sobre todo, ha traicionado su
historia, su razón de ser: “El Partido Socialista se fundó clandestinamente en
Madrid, el 2 de mayo de 1879, en torno a un núcleo de intelectuales y obreros,
fundamentalmente tipógrafos, encabezados por Pablo Iglesias. El primer programa
del nuevo partido político fue aprobado en una asamblea de 40 personas, el 20
de julio de ese mismo año.
El PSOE fue así uno
de los primeros partidos socialistas que se fundaron en Europa, como expresión
de los afanes e intereses de las nuevas clases trabajadoras nacidas de la
revolución industrial”. ¡EL PSOE HA MUERTO! ¡VIVA SU SUCESOR: EL PARTIDO
CATÓLICO MONÁRQUICO ESPAÑOL!
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