Parece ser, porque así lo llevo observando desde hace años y los vídeos que adjunto así lo demuestran, que los palmeños, tan apegados a nuestras costumbres, con lo que nos gusta emplear el término “tradición”; nos hemos empeñado en “cargarnos” la feria de agosto. Apenas participamos en ella porque preferimos las playas o aprovechamos los días de feria para salir de Palma del Río.
De hecho hay palmeños que piensan que debería suprimirse. Los que así piensan, no conocen ni nuestra historia ni nuestra tradición.
Fue el Rey Don Juan II de Castilla y León (1405–1454) por albalá (carta o cédula real en que se concedía alguna merced, o se proveía otra cosa) fechado el 23 de enero de 1451 y refrendado por su secretario, Pedro Fernández de Lorca; quien otorgó a Martín Fernández Portocarrero, VI Señor de Palma, la celebración de una feria libre y perpetua en la entonces villa de Palma, que durase quince días, desde la Asunción de Nuestra Señora (15 de agosto) de cada año. Este privilegio fue ratificado por los Reyes Católicos en julio de 1485.
Por tanto, la feria que celebramos los pasados días: 18, 19, 20 y 21 de agosto de 2011 cumplía 560 años.
No todas las ciudades y municipios pueden decir que su feria se remonta al siglo XV y que llevan más de cinco siglos y medio celebrándola.
Por esta razón, debemos apoyar la feria de agosto, no podemos perderla, no debemos abandonarla, es parte de nuestra historia y mucho más antigua que otras ferias famosas inventadas por catalanes y vascos cuya antigüedad data del año 1847, como quien dice, ayer mismo.
Y no digamos lo que nos gusta a algunos que, desde que eramos pequeños, no hemos faltado ni un solo año a disfrutar de esta feria. En mi infancia era la principal fiesta que se celebraba. No nos asustaba el calor ni el polvo del mediodía. Ahora sólo faltan en ella los que están en la costa, los que bajan sólo un día desde las parcelas y los que nunca fueron a ella para no mezclarse con la chusma (no van desde que cerraron el "casino") que, precisamente, son los que más chillan para que esta fiesta desaparezca.
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