lunes, 17 de noviembre de 2014

CORRUPTĬO, -ŌNIS (I)

Según el diccionario de la que “fija, limpia y da esplendor” en su acepción cuarta, el vocablo corrupción significa: “en las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”.
En su primera acepción la palabra corrupción es la acción y efecto de corromper; es decir, alterar y trastrocar la forma de algo; echar a perder, depravar, dañar, pudrir; sobornar a alguien con dádivas o de otra manera; pervertir o seducir a alguien; estragar, viciar; corromper las costumbres…

Pues queda perfectamente descrito el actual panorama español, esta es la auténtica marca de España: la corrupción.
Que no se alarmen mis lectores, no voy a decir lo mismo que día tras día vemos en televisión, oímos por la radio o leemos en las redes sociales ni tampoco vamos a corregir a la Real Academia Española… pero sí le vamos a dar ideas para que en la próxima edición del Diccionario añadan más entradas a este vocablo, ahí van algunas:
La corrupción es Real, porque llega y afecta hasta a la mismísima Corona Española; aunque pongan más Reyes, tenemos dos, para… ¿desviar nuestra atención?
La corrupción es Honorable, porque va de la mano del ex presidente de la Generalidad de Cataluña que ha perdido el título a favor de ella.
La corrupción es Santa, Católica y Apostólica, porque está en el ADN de la Iglesia desde tiempo inmemorial y su banco vaticano es un claro ejemplo y los dos Papas también.
La corrupción es de derechas, de centro y de izquierdas, porque afecta a todos los Partidos Políticos del actual arco parlamentario y que se salve el que pueda.
La corrupción es sindicalista, porque la cúpula sindical, como la de los partidos políticos y todo quisqui en España, no hace ascos al dinero fácil y si para conseguirlo hay que vender a la Clase Trabajadora, pues se vende y pelillos a la mar… que den la cara los delegados sindicales, que no han participado en el proceso, para que se la partan. Con la falta que hacen hoy en día unos sindicatos fuertes.
La corrupción es funcionaria, porque hay funcionarios corruptos como se ha demostrado recientemente.
La corrupción es empresaria porque en este colectivo, nadie sería capaz de arrojar la primera piedra.
Y si mis lectores lo quieren en verso pues creo que nos sirve lo que dice de sí mismo D. Juan Tenorio en la escena XII (primera parte – acto I), eso sí, referido a la corrupción:
Por dondequiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Ni reconocí sagrado,
ni hubo razón ni lugar
por mi audacia respetado;
ni en distinguir me he parado
al clérigo del seglar.
Como siempre, mis inteligentes lectores lo habrán entendido todo, por eso son inteligentes y… lectores de este blog.

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