domingo, 18 de noviembre de 2012

MONSEÑOR, SE HA COLUMPIADO.

La viuda pobre del Evangelio captó la atención de Jesús: "Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir" (Mc 12,44). A Jesús no le llamaron la atención los millones que el donante entregaba, sino la actitud humilde y sencilla de esta mujer pobre, que echaba lo que necesitaba para vivir, es decir, ponía en su limosna su propio corazón y su propia vida.

Pues aplíquese el cuento Monseñor y que la Iglesia Católica Apostólica y Romana Española, que es rica, deje de dar a los pobres lo que le sobra y done a los que no tienen nada todas sus posesiones y de paso, renuncien a sus privilegios medievales, a lo mejor así entran en el Reino de Dios.

Escrito está:
 “17 Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»
18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios.
19 Ya sabes los mandamientos: = No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, = no seas injusto, = honra a tu padre y a tu madre.» =
20 El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.»
21 Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los  pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.»
22 Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.
23 Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el  Reino de Dios!»
24 Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios!
25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.» (Mc 10, 17-25)

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