La ha dicho el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, ante la Comisión de Interior y Peticiones del Parlamento de Andalucía: "la gente está hasta el gorro de ustedes los políticos".
Y claro está, ha pasado lo que pasa siempre en España y en Andalucía cuando se habla claro y se dicen verdades como puños.
Los políticos no se dan por enterados y encima critican lo que nuestro Defensor ha dicho, entre otras cosas, porque es verdad, una de las pocas verdades que se oyen hoy en día.
Así nuestro recién estrenado Vicepresidente de la Junta y Consejero de Administración Local y Relaciones Institucionales, Diego Valderas, ha dicho que el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, estuvo "acertado en el fondo" cuando aseguró en comisión parlamentaria que los ciudadanos están "hasta el gorro de los políticos" y les instó "a resolver los problemas del personal" y dejar de lado "la pelea" política. No obstante, ha incidido en que en el fondo el mensaje fue "acertado más allá de que quizás el escenario no fue el correcto ni las palabras bien elegidas"; o sea, que como se lo dijo a los políticos en su cara y en román paladino pues no está bien. Señor Valderas, usted se equivoca en el fondo y en la forma, ¡Qué rápido se ha acostumbrado a las alfombras del poder!
El presidente del Parlamento andaluz, el socialista Manuel Gracia, ha venido a decir prácticamente lo mismo, ya saben que están a partir un piñón los de PSOE y los de IU: "quizá no era el lugar, el momento ni la forma" de hacerlo.
Señor Chamizo, conecta usted perfectamente con el sentir del pueblo andaluz, siga así, porque puede ser su institución la única, que al día de hoy, dice verdades en medio de tanta mentira.
Señores políticos del partido que sean, cuidadito con sus manifestaciones, porque si a los andaluces nos preguntarán en quien confiamos, si en nuestro Defensor del Pueblo Andaluz o en el conjunto de políticos que cobran por levantar el brazo cuando su jefe de filas se lo ordena, ¿Quién creen ustedes que saldría escaldado? Pues a callar que efectivamente estamos muy hartos pero que muy hartos de tanto inútil cobrando del erario público para después hacer la política que marcan “los mercados”.