sábado, 6 de septiembre de 2014

LA SEMANA SANTA DESDE EL PUNTO DE VISTA CULTUAL Y SOCIAL.

Este post surge como forma de responder a las preguntas retóricas que en forma de entradas, nos formulábamos la pasada Semana Santa, concretamente los días: 
01/04/2014  
12/04/2014
17/04/2014
20/04/2014 
Y que tanta polémica levantaron entre los cofrades que las leyeron.

Ya dije en uno de esos post que me había interesado por el tema y me había puesto a leer cosas relacionadas con esta celebración, reconocí públicamente que en este asunto era un neófito y que por eso tenía las dudas que tenía.

Aprovechando las pocas vacaciones estivales que me han dado los jefes, he leído sobre esta cuestión y aquí comparto, con todos vosotros, mis conclusiones.

Para abrir boca, os dejo los enlaces de varios resúmenes que he podido leer sobre la pasada Semana Santa de Palma del Río 2014 realizados por cofrades palmeños: 
POST del DÍA 22/04/2014 
POST del DÍA 23/04/2014 (01) 
POST del DÍA 23/04/2014 (02) 
POST del DÍA 26/04/2014

La Semana Santa y sus procesiones, la he analizado desde dos puntos de vista: el cultual y el social.

CULTUAL:
Las Hermandades y Cofradías Andaluzas son organizaciones con fines religiosos, su objetivo es fomentar el culto a unas determinadas advocaciones de Cristo en relación a una escena de su pasión y la Virgen con una advocación pasionista representados habitualmente por imágenes escultóricas. También procuran el mejoramiento espiritual y material de sus asociados mediante actos de culto y otros medios como pueden ser la ayuda mutua o la realización de diversas obras caritativas con los necesitados.

La salida procesional constituye el momento cumbre, el clímax ceremonial y devocional. También realizan un quinario al Señor durante la cuaresma y un septenario o triduo a la Virgen también en cuaresma o en la fiesta litúrgica de su advocación. Una de las misas solemnes con las que culminan estos cultos, tendrá carácter de Función Principal de Instituto donde se realizará la protestación de fe y un besamanos o besapié de la imagen en cuyo honor se realizan.

SOCIAL:
Las hermandades y cofradías andaluzas tienen una estrecha relación con las estructuras sociales de cada localidad. Una de las características esenciales de la religiosidad andaluza es la humanización del culto que se refleja en la forma de tratamiento a la Virgen, en la forma de llevar los pasos, con costaleros, cuyo ritmo hace andar a la imagen.

Desde un punto de vista social, la hermandad constituye un medio apropiado para desarrollar la sociabilidad que se da básicamente entre quienes forman el núcleo activo de cada cofradía y no entre el total de hermanos.

Otra de las funciones sociales de las hermandades andaluzas es la integración de quienes forman parte de determinados grupos sociales como el barrio, la comunidad local… haciendo posible que el sentimiento de pertenencia al grupo (barrio, pueblo) pueda extenderse a quienes desde una óptica cristiana ortodoxa podrían ser catalogados como agnósticos o indiferentes respecto a la religión católica.

Las Hermandades al ser asociaciones de carácter local tienen sus propias características y vida propia que las distingue, a pesar de tener unas características comunes, sus fiestas y rituales tienen matices, en aras a esa función integradora, la presencia del individuo en las mismas, es un medio fundamental y público de reafirmarse como miembro de la Comunidad. Un ejemplo de esta peculiaridad sería el día de la patrona, la Virgen de Belén, muchos palmeños que ya no residen en Palma del Río, vienen al pueblo el 8 de septiembre para participar en los distintos rituales (misa, procesión) utilizando estos rituales como medio fundamental y público, de reafirmarse como miembros de la “Comunidad Palmeña” la celebración festivo ritual organizada por la Hermandad de la Patrona, desborda el ámbito puramente religioso y se convierte en un mecanismo de integración y reproducción de la identidad colectiva palmeña.

Lo mismo podemos decir que ocurre con el bautismo, la primera comunión, el matrimonio y la muerte son fundamentalmente ritos sociales más que religiosos, por más que estén ligados a sacramentos. Es esto lo que explica que continúen realizándose por la mayoría de los andaluces, sean o no practicantes o incluso sean o no creyentes, aunque también va en aumento el número de bodas civiles.

En una sociedad cada vez más laica, cómo podemos explicar el actual auge de las hermandades y de los rituales religiosos populares cuando los índices de participación en la liturgia de la misa y en los sacramentos son unos de los más bajos de España, con un alto índice de secularización de la sociedad andaluza.

Quizá la explicación esté en que son hechos sociales aunque bien es cierto, que la Iglesia Católica Oficial no ha perdido nunca el control, al menos institucional, de los rituales colectivos religiosos de las Cofradías y en estas los sectores sociales de carácter más conservador siguen manteniendo el protagonismo principal en las Juntas de Gobierno.

Por otro lado, las imágenes religiosas han sido re-significadas como símbolos de identificación, o al menos de referencia de colectivos sociales (barrios, pueblos) a través de lo emocional y de la estética que aunque se desarrollan en torno a elementos religiosos, no están controlados totalmente por clérigos y jerarcas eclesiásticos y que reactivan esas sensaciones y sentimiento.

Por otra parte hoy en día tenemos una “religión a la carta” donde existe una observancia selectiva de determinadas prácticas e inobservancia de otras; adhesión a algunos aspectos de la doctrina y el dogma y puesta entre paréntesis de otros lo que se traduce en que la dimensión religiosa no tenga por qué ser la fundamental o ni siquiera ser especialmente significativa.

Este hecho lo podemos constatar en que cuando termina la Semana Santa, o se acaba una romería, pocas conversiones parecen haberse dado con que engrosar el número de militantes católicos activos o incluso de simples creyentes y es que las procesiones tienen mucho más que ver con la emocionalidad, el disfrute estético y el sentido de pertenencia a un barrio o pueblo que con el hecho religioso que se nos quiere imponer, por eso, para la gente en general, lo fundamental es participar o contemplar la procesión desprovistos de dogmatismos doctrinarios, aunque abierta a las trascendencia de la individualidad y con la sensibilidad de todos los sentidos abierta a todas las sensaciones, espirituales y materiales, estéticas y emocionales.

Todo esto se produce fuera de los templos y de la inmediata autoridad de los clérigos, organizado por las cofradías que si perdieran esta función, dejarían de ser referentes de identificación para amplios colectivos y se convertirían en simples asociaciones religiosas con un reducido número de miembros.

El futuro de nuestras hermandades y fiestas populares con referentes religiosos dependerá de la propia pervivencia de la identidad cultural andaluza, dentro de la cual, y sólo dentro de ella, cobran explicación y, sobre todo, sentido; por eso no es exportable y fuera de aquí no tienen ningún sentido.